¿La crítica te construye o te destruye?

¿La crítica te construye o te destruye?

Yo creo que es cuestión de enfoques. 

En primer lugar tenemos las críticas externas y en segundo lugar las internas que considero son las más peligrosas.

Es muy complicado definir una crítica como constructiva o destructiva pues depende de muchos factores, por ejemplo, quién la emite, la intención que conlleva, el momento en que se recibe, el contexto, etc. La Universidad estatal de Utah dice en Handling Criticism (Manejar las críticas) que las críticas son constructivas cuando «la persona que hace la crítica está motivada por un deseo de ayudar y proporciona sugerencias sólidas para un cambio», obviamente es necesaria una buena dosis de inteligencia emocional para aprender a identificar cuando la crítica tiene buenas o malas intensiones, de echo, si somos lo suficientemente receptivos podemos encontrar excelente información en una crítica destructiva que nos puede ayudar a crecer como personas a pesar de que la intensión de la crítica no sea la mejor.

La segunda crítica que mencionamos es la interna que también puede ser constructiva y destructiva. Frecuentemente nosotros mismos nos proporcionamos la crítica más severa cuando reflexionamos en nuestras propias fallas. Demasiado gordo, demasiado delgado, me hace falta esto o me sobra aquello; la autocrítica muchas veces refleja un comentario negativo que se hace irregular como nuestra conciencia a lo largo del día. Margaret Moore, co-Directora del Instituto de Consejería de la Escuela de Medicina de Harvard/McLean, dice:

«Nuestros patrones de habla pueden ser tan automáticos que ni siquiera los notamos. Y aunque realmente no sentimos lo que nos decimos, puede tener un impacto negativo en la forma en cómo nos sentimos sobre nosotros mismos».

Es por ello que decimos que la crítica interna o autocrítica es la más peligrosa y la más difícil de gestionar, cuando una crítica viene del exterior puede ser filtrada por los múltiples mecanismos de defensa pero cuando el mensaje ya está implantado en nuestro cerebro y simplemente se disemina hasta lo más profundo de nuestra mente será sumamente complicado eliminar esa idea, en ocasiones podemos llegar a ser nuestros más peores enemigos, por eso es importante ser conscientes de nuestros diálogos internos y de los cuentos que nos contamos a nosotros mismos.

El pensamiento crítico nos ayuda a filtrar todas las críticas, debemos trabajar en poner las críticas internas o externas en una antesala antes de dejarlas entrar a nuestra mente, así como evaluamos el precio y los beneficios de la compra de una pantalla de TV, de la misma manera debemos analizar de quien viene dicha crítica, por qué es que recibimos la crítica, cuál es la intención que percibimos, si es una crítica constructiva ¿tiene algo de valor que podamos implementar?, si es una crítica a todas luces negativa ¿tiene algo de valor rescatable o es mejor desecharla antes de procesarla?, si no somos capaces de comparar una pantalla de un alto costo fabricada por una compañía desconocida y sin instructivo ni garantía entonces, ¿porqué deberíamos aceptar una crítica a todas luces destructiva de alguien que está haciendo menos que nosotros y que solo tiene la intensión de menospreciar nuestro esfuerzo o justificar su inacción? o peor aún, ¿porqué creernos un diálogo interno sin fundamento lógico?.

Es hora de trabajar en nuestro pensamiento crítico y positivo así como en nuestra inteligencia emocional que son los mejores filtros que podemos aplicar a la hora de recibir retroalimentación, pero cuidado, estos filtros en exceso también pueden llegar a ser peligrosos, como dice aquel viejo comercial, «nada con exceso, todo con medida».

Sergio Neri

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *