No permitas que te contagien

No permitas que te contagien

Sabemos de sobra que hoy en día debemos ser precavidos y tener mucho cuidado para no contagiarnos de esta nueva enfermedad que tantos estragos ha provocado, sumado a esto existen muchos otros riesgos: los contagios emocionales, estos pueden llegar a ser tan peligrosos como los virales.
 
Una mentalidad negativa es más dañina de lo que nos podemos imaginar, es por eso que también en los procesos emocionales es válido (e inclusive obligado) aplicar la “distancia social”.
 
Al igual que un contagio viral, no es sino hasta mucho tiempo después que nos podemos dar cuenta que hemos sido «contagiados», pero esto es sumamente complicado de identificar, muchas veces es hasta que esta condición alcanza un nivel muy avanzado que las personas que nos rodean son las que primero ven que algo está mal en nosotros, regularmente llevamos tanto tiempo expuestos a un entorno o a la influencia de una persona tóxica, y el contagio ha sido tan gradual y dosificado que es casi imposible darnos cuenta por nosotros mismos de la situación en la que nos encontramos.
 
Es muy simple, podemos decir que es un proceso más común de lo que pensamos, cuando por ejemplo, convivimos con una persona tóxica es porque regularmente tenemos alguna relación familiar, sentimental o emocional, si bien sabemos que su manera de ser, actuar y de pensar no es del todo correcta pero sentimos que es nuestro deber estar ahí para esa persona, ayudarla o hacerla entrar en razón o peor aún, hay momentos en que nos encontramos vulnerables, con la autoestima por los suelos, con traumas o miedos a estar solos y aceptamos estar ahí a pesar del daño que esta relación nos hace. En nuestro cerebro tenemos un grupo de neuronas denominadas neuronas espejo, ellas son las encargadas de facilitarnos el proceso de la empatía, si vemos a alguien triste este grupo de neuronas nos permiten adaptarnos a ese sentimiento para empatizar con la otra persona y hacerla sentir que no está sola, de igual manera, si recibimos un trato negativo, injusto o agresivo, nuestro cerebro suele reaccionar en ocasiones de igual manera, en otras nuestro sistema límbico entra en estado de alerta y produce lo que comúnmente se conoce como secuestros neuronales que no son otra cosa que ataques de miedo, pánico o ansiedad que nos impiden actuar y nos paraliza, impidiendo que podamos alejarnos, posteriormente nuestro cerebro racional responde con una justificación lógica a aquello que acaba de pasar, por mal que esté la situación, nuestro cerebro lo «maquilla» haciéndonos creer que todo está bien y es normal, y no, no es que estemos locos, así funciona el cerebro, por eso es tan importante saber gestionar nuestras emociones.
 
¿Por qué pasa esto?
 
En resumen, cuando estamos expuestos durante largos periodo de tiempo a un entorno o persona tóxica, nuestro cerebro se adapta a dicho entorno y actúa en consecuencia, de la misma manera o de manera sumisa creando lo que llamamos un círculo vicioso del cuál es muy difícil salir.
 
Pero… ¿y qué significa ser positivo?
 
Muchos creen que ser una persona positiva significa tener una sonrisa de oreja a oreja en todo momento, andar por la vida saltando de felicidad como si estuviéramos en un campo de flores y abrazar y besar a todo mundo diciéndoles que los amamos (así sea un perfecto desconocido). No, nada más alejado de esto, el ser positivo significa únicamente tener un pensamiento crítico, lógico y práctico; esto no se logra de la noche a la mañana obviamente pero sí se puede aprender a ser una persona positiva.
 
Las personas positivas tienen problemas como todo el mundo, lo que los hace diferentes es que ven estos problemas como retos y no como obstáculos, ven en cada momento negativo una oportunidad para cambiar la polaridad de las cosas, lejos de abrumarse por lo malo que parezca algo buscan siempre el lado positivo (por imposible que parezca en ocasiones).
 
Ellos también tocan fondo pero en lugar de quedarse a vivir usan ese fondo para impulsarse y llegar a la superficie renovados y fuertes.
 
¿Y cómo se logra esto?
 
Si estás leyendo esto podemos decir que ya diste el primer paso, tal y como lo dice aquella famosa cita:

El primer paso no te lleva a donde quieres ir, pero te saca de donde estás.

Lo primero que debemos hacer es tener claro y aceptar que no tenemos el control de todo lo que nos pasa en la vida pero sí que tenemos control de lo que hacemos o cómo tomamos aquello que nos pasa, ¿recuerdas ese dicho popular que dice «Si la vida te da limones tómalos y hazte una limonada»?, pues bien, estarás de acuerdo que es un buen consejo aunque algunos parece que toman los limones, los cortan por la mitad y se los exprimen en las heridas y en cualquier orificio de su cuerpo para sufrir lo más que puedan culpando a la vida por su dolor.
 
Ser una persona negativa trae muchas consecuencias negativas y por el contrario, ver la vida de manera positiva siempre tendrá grandes y buenos beneficios.
 
¿Qué tipo de persona eres tú?
 
Serio Neri

 

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